sábado, 4 de abril de 2020

Una reflexión personal y una propuesta, en estos tiempos de pandemia...

¿Por qué nos resulta tan difícil acatar la sugerencia (al inicio) y la orden (ahora), de permanecer en casa?...
¿Por qué algunxs costarricenses que no están en situación de pobreza, sino que están en situación de privilegio, se niegan a poner  en práctica la estrategia gubernamental del aislamiento social, en estos momentos de la pandemia?...

Las posibles respuestas “racionales” u “objetivas” a estas preguntas, pueden ser tantas como costarricenses privilegiadxs habemos aquí en suelo patrio. Pueden ir desde el clásico y manoseado mecanismo ”de defensa”, pasando por el narcisista y egocéntrico “porta a mí” vergonzosamente costarricense, hasta la ingenua y a la vez arrogante creencia de ser omnipotentes.
¿Pero qué hay realmente en el fondo de este accionar autodestructivo, pero que a la vez, amenaza el bienestar de lxs otrxs?.
Me atrevo a proponer que existe una incapacidad (¿terror?, tal vez), de vernos a nosotrxs mismxs por dentro, y de darle la cara a nuestra propia mortalidad. Es como si de manera consciente nos asumiéramos como inmortales, y por lo tanto, la mera posibilidad de reflexionar sobre nuestra propia mortalidad, sobre nuestro propio final, fuese tan aterradora, tan terrorífica, que mejor ni nos revisamos. Mejor ni reflexionamos sobre nuestra propia finitud, sobre nuestra propia eventual muerte (la cual llegará ciertamente en algún momento). Mejor nos “narcotizamos“ figurativamente (escapando del aislamiento gubernamental hacia playas, montañas, casas de amigxs o familiares), o, en el peor de los casos, lo hacemos verdaderamente (ingerimos alcohol y/o nos drogamos, comemos en exceso, golpeamos a otrxs, vivimos en violencia, etc., etc.).
En medio o no, de una pandemia, debemos enfrentar nuestra propia mortalidad. La tradición judeocristiana, imperante en Occidente, ha contribuído indudablemente a esta incapacidad nuestra de asumirnos como seres mortales. ¡Pero lo somos!. Somos finitos, moriremos eventualmente. Nuestro último segundo sobre el planeta Tierra ha de llegar y no escaparemos de esa realidad humana. 
En el entretanto, sería un acto de cósmica bondad, respetar la condición de aislamiento social. Así de sencillo, de concreto y de puntual. Nada filosófico, nada complejo ni profundo. Simplemente práctico..., para vivir un poco más, y para que otrxs también vivan un poco más.

Angela Bulgarelli 
4 abril 2020
Alajuela, 🇨🇷 Costa Rica 🇨🇷 

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miércoles, 1 de abril de 2020

En estos tiempos... copio este mensaje de alguien a quien no conozco. Sin embargo, comparto cada una de sus palabras:




Considero que son palabras fuertes, duras, pero concretas y puntuales. Reales. Al grano. Sin miramientos ni consideraciones. De alguna manera, estas palabras “iluminan” nuestras sombras y oscuridades humanas... las ponen en evidencia... .