Autora: Shirley Riley (Routledge, New York, 2001).
(Traducido por A. Bulgarelli).
La magia del proceso grupal:
Los grupos son pequeños milagros. Varias personas se agrupan, y gradualmente, sus muy diferentes personalidades y conductas se evidencian de tal manera, que esto transforma a ese grupo. Lo convierte en una personalidad, en un ente por sí mismo. No hay dos grupos iguales y por eso son fascinantes. Cuando le agregas la expresión artística a esto, se crea un nuevo “amuleto” dentro de esta magia.
Ahora, además de conductas y voces, el grupo tiene ojos!. “Ver” imágenes juntos y compartir ese proceso, lleva a la “intimidad terapéutica” a un nuevo nivel.
Los líderes de los grupos son como los líderes de una orquesta: escuchan y ven las complejidades de las interacciones entre los miembros. A veces, la orquesta pareciera estar llena de instrumentos de viento; otras veces pareciera tener demasiados instrumentos de percusión. Pero se puede crear música a pesar de la disonancia!.
Hay algo básico en un líder de grupo: debe gustar de estar con gente. Debe disfrutar la emoción de “tejer” juntos, en un grupo, las complejidades de las conductas y opiniones humanas. Pero, un arteterapeuta, líder grupal, debe poder ver todo esto desde ambos hemisferios de su cerebro: las imágenes desde su hemisferio derecho, la cognición desde su hemisferio izquierdo: Ver el problema completo, en el espacio específico de tiempo en que se está expresando, y al mismo tiempo, diseñar una intervención que modifique o complemente ese problema.
Pero esa intervención debe concretizarse de manera gráfica: debe poderse ver!.
Los grupos son orgánicos. Tienen vida propia. Son dinámicos, se mueven, se retuercen, sonríen, ríen, gritan, sienten dolor … . La arteterapia grupal brinda un nuevo nivel de conciencia a quien crea un producto artístico, y a aquellos con quien la persona comparte ese trabajo de arte.
Características esenciales de un arteterapeuta grupal:
-Cree que es posible hacer una síntesis de la comunicación visual y de la comunicación verbal, en un grupo.
-Conoce las fases del proceso grupal, pero se siente cómodo estimulando al grupo a canalizar estas fases a través de “imágenes”.
-Sabe que el “arte terapéutico” no es “arte estético”. El arte terapéutico refleja en sus imágenes, los pensamientos, emociones, procesos internos de los miembros del grupo.
-Reconoce que el hecho de convertir procesos internos individuales, en productos metafóricos (trabajos de arte), facilita y enriquece el diálogo terapéutico (individual o grupal).
-Aprecia y honra las imágenes que los miembros del grupo crean.
-Respeta la anuencia o renuencia de los miembros del grupo, a compartir lo que creen está plasmado en sus respectivos trabajos de arte.
-No interpreta. Tiene la suficiente paciencia para permitir que las cosas “emerjan” al ritmo de cada participante.
-Sabe que es un/a pensador/a creativo/a.
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